febrero 12, 2013

Jungla de Cristal: La venganza ~ Redonda como pocas

Jungla de Cristal: La venganzaTras 5 años de espera, la trilogía se completó. En 1995 volvió el detective John McClane, esta vez con una entrega superior a su predecesora, enlazándola con la primera película de la saga.
Tras las cámaras volvía John McTiernan – el director que dio renombre y solera a la franquicia – ofreciéndonos un espectáculo único e irrepetible.

Tras el fiasco de La Jungla 2: Alerta Roja, en los mentideros de la industria del séptimo arte corría un guión titulado Simon dice que sonaba como argumento para varias películas – entre ellas Arma Letal -. Finalmente y tras los primeros borradores iniciales, se dio forma a lo que sería la tercera parte de La Jungla de Cristal, cogiendo prestado un concepto de la franquicia protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover:  una buddy movie en toda regla.

Fastidiando a John McClane

Nueva York empieza un nuevo día. Al son de Summer in the city podemos contemplar cómo la ciudad que nunca duerme empieza su actividad. Todo parece normal hasta que en unos grandes almacenes estalla una bomba. El caos y la confusión reinan en la ciudad.

En una comisaría están intentando solventar este quebradero de cabeza que tiene en vilo a todo el mundo. Suena un teléfono y una misteriosa voz reivindica el atentado, tratando de jugar con los agentes de la ley: el desconocido se hace llamar Simon y quiere jugar a un juego con ellos: al Simon dice.

Una de las primeras exigencias que reclama es que John McClane – el cual está suspendido – participe en este pequeño espectáculo que él tiene planeado, si no hará estallar otra bomba y las consecuencias serán aún más nefastas. Casi a regañadientes, el inspector Walter Cobb intenta localizar al ávido policía antes de que sea demasiado tarde.

McClaine y Zeus

Y dar, da con él. Resacoso y perjudicado, John McClane vuelve a la actividad policial pese a su lamentable estado. Su tarea no es otra que provocar en el barrio de Harlem – un barrio de mayoría negra con un elevado índice de delincuencia – con un letrero que dice ‘odio a los negros’.

John inicia su cometido con el cartel por aquel barrio, despertando la curiosidad de Zeus Carver – interpretado por Samuel L.Jackson – un electricista de la zona algo racista que decide ver qué hace ese blanco tocando las narices. Carver advierte a McClane que debería marcharse de ahí intentando no provocar a unos pandilleros que andan a escasos metros, pues si se atreve no saldría con vida.

Evidentemente, al final se enteran de ello y aquellos rebeldes van a por el blanco. Poco o nada puede hacer el pobre McClane: se ha metido en la boca del lobo. Gracias a la ayuda de Zeus y, tras caldearse algo los ánimos, ambos logran escapar con vida del sitio.

Tras dirigirse a la comisaría para dar parte de lo ocurrido, el teléfono vuelve a sonar. Simon está sorprendido de encontrar de nuevo a McClane y a su nuevo amigo, el samaritano, con vida. Este pide encarecidamente que a partir de ahora ambos colaboren en una serie de pruebas que tiene entre manos – a base de acertijos –, a él no le temblará el pulso para infligir una masacre si deciden tirar la toalla.

Zeus, decepcionado y mosqueado por haberse metido en algo que no le incumbe, se marcha porque eso son problemas de blancos que han de resolver blancos. Tras una pequeña charla entre él y McClane, recapacita su punto de vista y está dispuesto a colaborar con él.

Ambos tendrán que unir sus fuerzas para detener el maquiavélico plan de Simon, que les llevará por lugares dispares de Nueva York.

Un film al alcance de muy pocos

Si hay algo por lo que destaca esta entrega es por ser una de las mejores a nivel global. Es una gozada ver a Jeremy Irons como villano, el intérprete sabe cómo mantener la tensión detrás de un teléfono, cómo mantener a raya y bien hilado absolutamente todo para que su plan funcione como él espera.  Su aparición en la cinta va in crescendo conforme va evolucionando la trama, dando pie y forma a un inteligente némesis para John McClaine. Soberbio trabajo del inglés.

Simon GruberComo mencioné al principio, esta es una buddy movie donde la química y el buen entendimiento entre los dos protagonistas juega un papel fundamental, potenciando el producto que estás presenciando. Bruce Willis y Samuel L.Jackson forman una pareja muy peculiar, siendo el motor de la película.

De Willis no hay apelativos tampoco, pues su carisma, socarronería e ironía hacen de este personaje de acción todo un icono dentro del género. Samuel L.Jackson sabe ser un buen compañero para McClane, con un Zeus a la altura del Dios del Olimpo – memorable su presentación ante John en el taxi – que no tiene nada que envidiar al detective. Pese a su reticencia racial con los blancos, el bueno de Carver cala hondo en el espectador.

La mano indomable de McTiernan se nota en la película lo suficiente como para evidenciar que la segunda entrega va por libre, y, esta tercera parte, sí retoma el argumento que se dejó atrás en la primera parte de la franquicia, uniendo cabos y dejando claro el error garrafal que se cometió contratando a Renny Harlin en la segunda parte de la saga.Continue Reading

febrero 10, 2013

La Jungla 2: Alerta Roja ~ Segundas partes…

La Jungla 2: Alerta Roja

Visto el éxito cosechado por Jungla de Cristal, los productores de la FOX no se lo pensaron ni un instante a la hora de crear la secuela de la misma. Sería lógico que para una secuela se encargase un guión original sin ningún tipo de relación con ninguna novela, pero, estamos en Hollywood: contará como punto de partida una novela escrita por Walter Wager titulada 58 minutos.

Como acabo de mencionar, sólo se usaría de refilón el argumento de esta ficción, reelaborando su guión hasta el producto que pudimos disfrutar en 1990. No sólo se pudo observar este cambio dentro de la franquicia, sino que también hubo cambios en la tarea de dirección: se sustituyó al siempre efectivo John McTiernan – padre de las películas de acción – por un desconocido hasta la fecha, el finlandés Renny Harlin.

McClane, el hombre que atrae el peligro

Otra vez estamos junto al policía John McClane. También vuelve a ser navidad. Esta vez nos lo encontramos en el aeropuerto de Washington, esperando a su mujer. Nada más llegar al aeropuerto, un policía le multa por estar en una zona prohibida y, pese a insistir en que es navidad y el coche es de su suegra, no consigue que le retiren la multa.

Visto este panorama, intenta ponerse en contacto con su mujer Holly – llamándole al avión – procurando disimular el pequeño percance con el coche de su madre. El ambiente dentro del aeropuerto es ciertamente bastante agitado, no sólo por el ir y venir de los viajeros, pues también se espera que un general boliviano aterrice en suelo americano para ser juzgado por tráfico de drogas. La prensa se agolpa y la policía no da abasto con el dispositivo.

En otra parte del aeropuerto, un ex militar está al mando para hacerse con el control del lugar para que el general Esperanza no sea finalmente juzgado, estando él al cargo de un pequeño ejército de terroristas.

John presiente que algo va mal, observa movimientos extraños en dos hombres que se dirigen hacia una zona restringida – sólo apta para personal – y decide actuar de inmediato antes de que sea demasiado tarde. Tras un aparatoso enfrentamiento, McClane decide dar parte al jefe de policía del aeródromo, el capitán Lorenzo – un tipo bastante irritante y algo egocéntrico – que pasa olímpicamente de la advertencia del policía interpretado por Bruce Willis.

La Jungla 2

Al estar en juego la vida de su mujer, recurrirá a un viejo amigo, el sargento Al Powell – interpretado por Reginald VelJhonson, famoso por interpretar a Carl en la sitcom Cosas de casa – para investigar por su cuenta sobre quién era el tipo que le había disparado con un arma singular – un arma de porcelana incapaz de ser detectada por el detector de metales – con las huellas de este desconocido: Al, tras cotejar un par de datos, revela que esa persona lleva dos años muerta, haciendo sospechar a John de un ataque terrorista dentro del aeropuerto.

El policía neoyorkino pone a su disposición esta información al personal de seguridad y al propio aeropuerto, haciéndoles ver que esto no es obra y gracia de unos aficionados, sino de militares experimentados que no tienen bajo ningún concepto escrúpulo alguno. Aún así, al pobre lo mandarán fuera por resultar todo un estorbo – gracias a lo acontecido en la primera película se gana mala fama entre la policía por sus métodos poco ortodoxos -.

A partir de ese momento John McClane – por su cuenta – y el personal del aeropuerto combatirán contra las adversidades que los terroristas pongan en el camino con tal de no lamentar la pérdida de vidas humanas y, también, accidentes de aviación.

Segundas partes nunca fueron buenasContinue Reading

febrero 4, 2013

Jungla de Cristal: John McClane en el momento y tiempo equivocado

Jungla de CristalLa Jungla de Cristal – saga de culto para los amantes del cine de acción – es una de las más representativas dentro del género y gracias, entre muchos otros factores, por llevar al estrellato a un hasta por aquel entonces desconocido Bruce Willis – el cual empezó a ganar fama gracias a la serie Luz de luna – y que marcará la carrera de este carismático actor.

Basada en el libro ‘Nothing lasts forever’, escrito por Roderick Thorp (de la cual se desconoce si hay edición en castellano), esta película dirigida por John McTiernan convertirá a esta primera entrega de la franquicia en una cinta de culto, debido, en gran medida, no sólo por el trabajo realizado por su actor principal, sino también a la gran tarea realizada en otros ámbitos – no en vano, estuvo nominada a los Oscar en el apartado de mejor producción, efectos visuales, sonido y mejores efectos de sonido -.

Bienvenidos al Nakatomi Plaza

La película empieza con John McClane – un policía de Nueva York – llegando a California para pasar las navidades con su mujer e hijos. Nada más aterrizar, él tendrá a un chófer a su disposición – cortesía de la empresa en la que trabaja su mujer – llegando a hacer buenas migas con Argyle, el conductor de la limusina.

Todo parece correcto hasta que John llega al edificio donde trabaja su esposa. Al arribar a recepción, él se percata de un pequeño detalle que le molestará en demasía: para buscar a su mujer dentro del archivo de la empresa – y así poder saber su ubicación en el inmueble –, ella no constará como Holly McClane, sino con el apellido de soltera de esta, Gennaro. Primer revés para el policía, que ve así un impedimento para la reconciliación con su mujer.

Al llegar a la planta 30 – donde se está realizando una fiesta de navidad -, John es recibido por el presidente de la compañía, Joe Takagi, dirigiéndole al despacho de su mujer, instando a este a que disfrute de su estancia en el edificio.

Hans GruberMientras McClane y su esposa discuten sobre el hecho acontecido en recepción, un camión con varios terroristas – con Hans Gruber al mando – entran en el edificio, apoderándose de él nada más entrar. El cabecilla del grupo y sus secuaces, armados hasta los dientes, están buscando al señor Takagi para una lección de moral.

En medio de toda esta confusión que reina en la planta, el intrépido policía ha sido capaz de escabullirse de los terroristas, descalzo y armado solamente con una pistola, con intención de poner fin a los planes terroristas.

En inferioridad numérica y con muchas dificultadesContinue Reading

febrero 3, 2013

Especial Jungla de Cristal: Un repaso a la Saga

El policía John McClane vuelve el próximo 15 de febrero a la gran pantalla y con el motivo de la quinta entrega de la saga Jungla de Cristal, Un buen día para morir, en eselcine os ofreceremos un extenso viaje por la franquicia a lo largo de varios artículos relacionados con la saga: críticas de todas […]

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